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Vanessa Cortez, la joven que nunca se rindió

Vanessa Cortez tiene 25 años, vive cerca de Don Bosco y es la única entre sus tres hermanos que ha tenido la oportunidad de ir a la universidad. Actualmente cursa estudios de Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Panamá y en paralelo trabaja como Asistente Legal en un despacho de abogados de la Ciudad de Panamá. A un año de graduarse, ya está pensando en inscribirse en una maestría para especializarse. Esta es su historia.

Vanessa solía creer que una carrera de cinco años de duración o más, era algo demasiado ajeno a su realidad, aunque siempre quiso estudiar. Un día, de casualidad, se cruzó con información acerca del Centro de Capacitación ¡Supérate!, Fundación Alberto Motta. Aplicó para ingresar, sin mucha expectativa, pues vivía mucho más lejos que los demás aspirantes, y de ser aceptada, tendría que despertarse a las 4 am cada día y realizar un trayecto de casi dos horas para llegar al Centro desde su casa en Brisas de Tocumen, para luego asistir a sus clases de colegio en la tarde. No obstante, fue aceptada en el programa y logró acceder a las oportunidades y el apoyo que necesitaba para superarse.

“Como a veces llegaba muy temprano al Centro, me tocaba esperar en la azotea mientras abrían las puertas y allí dormía un poco hasta que fuera la hora de iniciar”, recuerda Vanessa . Sin embargo, dice que no cambiaría nada de este sacrificio: “aunque vivíamos interminablemente cansados [mis compañeros y yo], fue un esfuerzo que más adelante se vio recompensado; mis hermanos no pudieron terminar su educación secundaria, por ejemplo” señala.

Para Vanessa, entrar en ¡Supérate! fue determinante, pues la ayudó a obtener las herramientas que necesitaba para ser una gran profesional. El entrenamiento en inglés y en cómputo que obtuvieron ella y sus compañeros en el Centro de Capacitación ha sido particularmente valioso: “Cuando presento mi currículo y digo que tengo un diplomado en inglés, uno en cómputo y otro en habilidades para la vida, la gente se sorprende. Yo les explico muy orgullosa que los tres últimos años de mi escuela secundaria, a la par de estudiar en el colegio, me capacité gracias a ¡Supérate! y que aunque fue difícil, lo logré”, señala.

Vanessa recuerda que siempre tuvo entre sus planes estudiar y superarse profesionalmente; viene de una familia trabajadora, su papá es Ingeniero en Sistemas, graduado de la Universidad Tecnológica de Panamá, y en parte gracias a su ejemplo, ella siempre quiso estudiar y luego conseguir un trabajo acorde con sus estudios. Ahora, próxima a recibirse como Licenciada en Derecho, está trabajando precisamente en su campo de estudio, como Asistente Legal en un bufete de la capital. “Desde joven me gustó la idea de estudiar esta carrera, y aunque con el paso de los años comprendí que puede ser muy competitiva y saturada, mi tiempo en ¡Supérate! me enseñó a explorar oportunidades y a absorber conocimientos de diferentes ámbitos, pues eso es lo que puede hacerte destacar”, afirma. Es por eso que no piensa quedarme con su licenciatura en Derecho, sino que tiene planes de hacer una especialización y, “¿por qué no? hacer otra carrera en Inglés”.

Desde muy joven, Vanessa aprendió a no rendirse y a crear segundas oportunidades. Durante su segundo año de secundaria, sus padres se separaron y la familia enfrentó algunos problemas económicos; fue un momento difícil para Vanessa y ese año, reprobó. Sin embargo, explica que “la vida se trata de levantarse y seguir adelante” y luego de este momento crítico, con el apoyo de sus abuelos y tíos, empezó de cero en una nueva escuela, el IPT Don Bosco, donde logró ser una de las estudiantes con mejor índice académico en segundo y tercer año de colegio.

Este repunte académico le permitió obtener uno de los escasos cupos para entrar al Instituto José Dolores Moscote y de allí en paralelo a ¡Supérate!; Vanessa recuerda esta experiencia como una de las situaciones más determinantes en su vida.

Es una convencida de que todas las personas merecen segundas oportunidades y que “la superación personal inicia por creer en uno mismo”. Cuando le preguntamos si tenía algo que decir a jóvenes como ella que se encuentran encontrando su camino y que tal vez viven rodeado de circunstancias adversas, Vanessa no titubeó: Les diría que, “primero miren el futuro con una sonrisa. Segundo, que tomen sus propias decisiones y que aprovechen las oportunidades, y tercero que crean en ustedes mismos más allá de las dificultades que se presenten en el camino”, dijo.

“Lo importante” – concluye Vanessa “es no darse por vencido: a veces, al mirar a su alrededor uno entiende cómo a veces las circunstancias, la necesidad y los problemas pueden desalentar a los jóvenes de seguir estudiando, pero hoy sé que vale la pena ser perseverante, porque siento que gracias a las herramientas adquiridas y no haberme rendido, tengo la posibilidad de forjarme un mejor futuro” explica.-

 

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